El otro día, durante la primera jornada de nuestro periplo rumbo a las ínsulas, iba, junto a Ramonet, conduciendo y escuchando la radio en un ejercicio casi suicida. Daban los últimos datos del paro en España y las dramáticas situaciones en las que cada vez más habitantes de este país se ven abocados a vivir. Daba miedo comprobar el alcance de los daños que esa mentira llamada 'estado del bienestar' nos está dejando.
Sé que a veces puedo pecar de paranóico y de demasiado aficionado a las teorias conspirativas, pero me da en la nariz que este es un plan, o tela de araña (simil que me parece más acertado), que se empezó a tejer, sibilina y silenciosamente, hace mucho tiempo. Durante décadas y tras salir de los oscuros y represores días del franquismo nos han inculcado, a golpe de marketing, un modelo de éxito y un camino hacia la felicidad basados en lo material, nos han enseñado a organizar nuestra realización vital en función de nuestras adquisiciones y consecuciones materiales, nos han enseñado a poseer, adquirir, necesitar, desear...; casa, coche, marido, mujer, hijos, perro, segunda vivienda... Y una vez conseguido eso, una casa más grande, un coche más grande, o, al menos, más grande que el de nuestro vecino... ¿que no puedes permitírtelo? No te preocupes, yo te dejo lo que necesites, ya me lo devolverás...
Poco a poco nos hemos creído que ahí es donde residía el secreto de la felicidad y para cuando nos hemos dado cuenta del error ya estábamos pillados y bien pillados, sin posibilidad de escapar. El plan había funcionado. El rodillo del capitalismo ya nos había pasado por encima con su deslumbrante disfraz de rey Midas. Y ahora, ¿qué nos queda? una carcel de oro. Miles de cárceles de oro en forma de casas, coches, hipotecas... millones de símbolos de felicidad que nos fagocitan y agobian, que nos provocan bloqueo, miedo... INFELICIDAD.
Pero aún hay otro daño colateral, u otro brazo de ese plan tan bien trazado. Ese mismo miedo, esa dependencia, esa necesidad es la que está haciendo que retrocedamos 25 años en nuestros derechos laborales, en nuestras condiciones de trabajo, en nuestros sueldos... Que temamos perder las migajas que nos ofrecen y acatemos, refunfuñando pero con sumisión, todo lo que nos dictan. Nos vuelven a tener donde querían, acojonados y sumisos, solo que esta vez no es que no tengamos, sino que debemos, con lo cual estamos MÁS en sus manos.
Siento sonar tan crudo, pero esta democracia cada vez tiene un tufo más descarado a otro tipo de -cracias. Incluso la libertad de expresión empieza a correr peligro. Ten cuidado con las proclamas que haces a través de la red alentando a dejar de tragar porque te puedes convertir en un delincuente. El fantasma de los 'Dionis' del siglo XXI sobrevuela la ciudad. La filosofía del 'si hay que robar, roba a lo grande' vuelve a rondar las cabezas de un país de 'Lutes' harto de ver como tantos Camps, Blancos, Giles, Muñoces, Urdangarines y caza elefantes se descojonan en nuestra cara mientras en muchas casas la desesperanza y frustración empiezan a pedir medidas desesperadas.
Me viene a la mente esa película en la Michael Douglas un día explota y arrasa con todo, 'Un día de furia'. Ese personaje tiene los mismos ojos que esta España absurda y triste que se desmorona y no precisamente por el desmembramiento de sus autonomías.
Joel Reyes
Queridos amigos, me parece que es totalmente cierto. Pero ¿sabeis que es lo peor de todo? (y concidireis conmigo): que al final, toda esta gente que no se ha comprado un coche a plazos, que no se ha comprado un super televisor a plazos, que no se ha comprado una segunda casa a plazos (y asi una larga lista de lujos), y precisamente no lo ha hecho porque realmente sabia que no podia (que donde no hay, no hay, y punto) es una gente a la que le va a tocar pagar con sus impuestos, con su trabajo duro y honrado y con lo poco que podria ahorrar para cuando se jubile (posiblemente, a los 70 años, si seguimos asi).
ResponderEliminarY, como siempre, no es justo, pero por desgracia, Robin Hood no existe, y al final, los que mas tienen son los que menos lo merecen y viceversa.
Bueno, ya pasando a temas mas alegres, espero que os este yendo bien por ahi abajo.
Un saludo :)
Comienzo a pensar que vivimos en un país en el que una mayoría absoluta pasa a convertirse en una dictadura democrática, donde la libertad de expresión comienza a perseguirse, donde el término política ha cambiado de significado, donde los recursos para educación y sanidad se han desviado para Bankia y un largo etc. ¿Dónde estamos? ¿Estado del Bienestar o del Malestar?…No nos vendría mal tomar como ejemplo Islandia, procesó a los banqueros y políticos responsables de la crisis y tomó medidas alternativas para solucionar la situación. Pero no nos pongamos pesimistas , confiemos en que todo esto nos está sirviendo para parar y reflexionar sobre hacia dónde estábamos caminando y poder así cambiar de rumbo.
ResponderEliminarBesos desde Madrid.