domingo, 3 de marzo de 2013

LA VERDAD

La verdad. Que rotundo suena, ¿verdad?. Hoy me ha dado por pensar en qué es eso que llamamos “la verdad” y que usamos tan alegremente en nuestro vocabulario habitual.

Hay gente que busca la verdad, y gente que prefiere no conocerla. También hay gente que elige “su verdad” en función de sus intereses. Gente que acepta como buena una verdad que sabe sesgada porque apacigua su necesidad de respuestas. Pienso que todos, absolutamente todos, estamos equivocados. No existe la verdad, o como mucho existe en un momento espacio-temporal concreto. Basamos nuestras creencias en nuestros conocimientos, y la historia ha demostrado que estos conocimientos evolucionan y nos demuestran, un día tras otro, el error de muchas de nuestras creencias. El problema es aceptar el error, tener que cambiar algo en lo que hemos creído durante mucho tiempo trastoca nuestro mundo y nuestra percepción de las cosas. Muchas veces nos aferramos a “nuestra verdad” a pesar de ver claramente el peso de los argumentos que nos la “tumban” por no llevar a cabo ese duro proceso de cambio de creencias.

Partiendo, además y sobre todo, de que la información con la que contamos en cualquier tema es sesgada y casi siempre alejada de la objetividad, es muy difícil estar en posesión de ninguna verdad absoluta. Casi siempre es todo cuestión de puntos de vista, cuando no consecuencia del momento evolutivo en que nos encontramos. Antiguos imposibles son hoy realidades tangibles al alcance de cualquiera. Tendemos a negar para protegernos, o a escoger verdades a medida. Lo hacemos con las creencias religiosas o espirituales, políticas, nuestros principios, etc. Construimos “verdades a la carta” para sujetar nuestro castillo de naipes mental. El esfuerzo de construir un entorno lo más cercano a saber algo parecido a la verdad resulta muy costoso.



Ayer vi un documental del que había oído hablar muchas veces: Zeitgeist. Partiendo de la base de que, a priori, pertenece a un movimiento contracultural y anti-sistema, reconozco mi predisposición a aceptar como cierto lo que allí iban a contarme. Y lo flipé, muchísimo, y sigo creyendo que muchas de las cosas que se cuentan en ese documental o muchos de los mensajes que se transmiten, tienen validez, pero, y aquí es donde viene el detonante de esta reflexión, algo me resultaba “demasiado perfecto”, demasiado acorde a lo que necesitamos o queremos creer los que creemos que nos la están dando con queso y que no alcanzamos a imaginar cuan grande es la mentira del mundo occidental.

Me puse a investigar por internet acerca de dicho documental y no tardé ni 5 minutos en encontrar infinidad de voces a favor y en contra de dicho movimiento. Entre ellos me llamó la atención un foro en el que dos personas se han encargado de hacer una disección exhaustiva, con datos, de muchas de las “verdades” que se vierten en dicho documental, y es triste comprobar cómo la información sesgada y partidista viene de todos lados. Acercarse a la verdad requiere curiosidad, tiempo, pero sobretodo interés por conocerla y no quedarnos con lo primero que nos cuentan.



Las redes sociales no dejan de ponernos ejemplos de cómo las cosas se sacan de contexto, de cómo la gente crucifica a cualquiera por una frase más o menos afortunada totalmente descontextualizada. Hay que informarse, por nosotros, para, huyendo de las mentiras de unos, no acabar creyendo las de otros, para no ser manipulados. No caer en la tentación de dejarnos llevar por lo que concuerda con nuestros principios sin ponerlo en duda. La duda es la base de todo aprendizaje y conocimiento y es lo único honesto que está en nuestras manos hacer para acercarnos a esa utopía llamada verdad.

Joel Reyes

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo!! La carrera que hago yo se basa precisamente en esto, en no dar una verdad por sentada! "Zeitgeist" es precisamente eso: demasiado perfecto... Muy bonita entrada :D

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