lunes, 22 de marzo de 2010

La Tertulia, Granada

No hay tiempo de reacción. Unas horas de sueño y ponemos rumbo a Granada. 2 de diciembre. Destino: La Tertulia. El viaje se hace duro debido al cansancio y la resaca pero transcurre sin problemas. Llegamos a la Tertulia y descubrimos un lugar con la magia del Libertad 8, si los locales tuvieran parentesco, este sería su primo hermano con acento andaluz, o argentino, o catalán, ahora me explico. Nada más llegar nos sorprende el acento de la camarera, Mercé, con ese nombre no parece muy de aquí, no, es catalana y nos sorprendemos hablando en catalán en Granada, cosas de la interculturalidad. Tras un picoteo se acerca la hora de la actuación. La noche será pródiga en sorpresas. La primera es que Eduardo, el chico que se encarga de vender las entradas, es de Murcia, empezamos a atar cabos y resulta que es primo de Panchi, ya sabeis, La Compañía, Calatrava, digo, Caravaca, en fin, si seguís este blog, os sonará la historia. El mundo es muy pequeño y Murcia se expande. Se acerca la hora del concierto y de pronto descubro que no está mi sombrero en la maleta. Pánico, soy muy supersticioso de mis cosas, aunque intento que no me dominen. Lo olvidé en el Wurli. Unas llamadas y el sombrero aparece en el camerino. Salvado. Es lo que tiene la “expansión etílica”. Estos días, por Andalucía, estaré un poco más desnudo. En La Tertulia se toca, al igual que en “L´Astrolabi”, a pelo, sin amplificación. Eso siempre es un seguro de que la gente que va a esos lugares viene a escucharte, y así fue. Fue un concierto familiar, cálido. De nuevo tocamos “Concédeme este vals” y de nuevo, fue uno de los momentos del concierto. Después conocimos a Rosa, que cumplía años y que tres días después nos acompañaría de nuevo en el Ágora Café, otra gran noche, pero para eso habrá que esperar. En el post-concierto conocimos a Tato, el dueño del local (con permiso de sus vecinos), que resiste los envites de la autoridad y el vecindario a golpe de gracia, sabiduría y un buen juego de cintura. Nos habla del Templo en el que acabamos de tocar. Por ese escenario han pasado, hagan juego, señores: Ángel Gonzalez, Joaquin Sabina, Roberto Goyeneche, Enrique Morente (al cual puedes ver, con un poco de suerte, cualquier noche), a uno se le ponen los pelos de punta imaginando semejante desfile. Pues si, desde ya podemos decir que Malacabeza estuvo allí y volverá. Dejamos hecha la promesa de que en la próxima dedicaremos un “Garganta con arena” al maestro Tato, por su lección de Tango y de vida. Después Bruno (miembro de la BBC y los minicomponentes, echadles un ojo), el encargado del local, nos deja a todos boquiabiertos empezando una jam alrededor de una mesa, unas copas y el cumpleaños de Amor, en el que nos colamos, con Karma Police de Radiohead, así, pa calentar, me encantó tu voz, boludo y tu arte, que lo sepas. Después todos nos envalentonamos y acabamos desgranando un repertorio de lo más osado: “Wish you were here” de Pink Floyd, “Space Oddity” de Bowie, “Don´t let me down” de The Beatles…, Pablo, que esa noche nos daría cobijo, nos sorprendió con una maneras y un “Pintando en el cielo” de Chaouen que nos dejaron con los ojos como platos. Después fueron cayendo “Enjoy de Silence” de Depeche Mode, “Is this love” de Whitesnake y hasta nos atrevimos con un mini “November Rain” en honor de Sara. ¡Ole la gracia andaluza, la argentina, la murciana y la catalana!.

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