jueves, 18 de febrero de 2010

Wurlitzer Ballroom

Cabreao. Así estoy yo sin ti (que diría Sabina), querido “escuchante”. No es justo, joder. La gente que me conoce sabe que no me gusta ir por la vida en plan “plañidera”, pero así me siento hoy. 1 de diciembre. La gira continúa y hoy “jugamos en casa”. Tocamos en la Wurli, pero no estamos solos. Hoy compartimos cervezas, penas y escenario con Juan Zarppa, o lo que es lo mismo, Miguel, Salva y Pepo. Yo sé de que va esto, lo vivo casi a diario. Estos tres tipos se han metido entre pecho y espalda casi 500 kilómetros para venir a tocar a Madrid. Ahí, con dos cojones. ¡Qué coño!, la música de este país no la sostienen ni Bisbales ni Bautes, la sostienen cabrones como nosotros que hacemos cualquier cosa por defender lo que nos gusta, lo que nos mantiene vivos, a cambio de unas copas y, en el mejor de los casos, un bocata. Podría escribir que la sala estaba a rebosar, pero no, hoy me he levantado cabreao y así, recién levantado, voy a escribir. Y dicho esto, hablaré de lo importante. La música, el concierto. Ya en la prueba de sonido alucino. No, no es que me sorprenda, conozco a estos tíos hace tiempo y, parafraseando a Juan Zarppa, la calidad, la suponemos, pero cómo suenan, joder. Tres tíos, tres y sonando como cien. Guitarra, bajo y batería, carne con patatas, pero qué carne y qué patatas. Llega el momento del concierto y somos pocos. Pocos, si, pero buenos. Salimos al escenario con algún trago de más, hablo por mi, pero, una vez más muertos de ganas por hacer lo que más nos gusta. Ya en el escenario me siento cabreao, es martes, si, no es fácil para los que se levantan al día siguiente, pero me hubiera gustado que fuéramos más. Siempre, pero hoy especialmente. Hacemos nuestro trabajo. No ha sido mi día más fino, Ramonet me echa algunas miradas escrutadoras y me disculpo con una sonrisa. Me gusta como sale “Báilame el agua”, se nos hace corto. Sin apenas tiempo para situarme, Juan Zarppa atacan el primer tema de su “desatascos y limpiezas”. Definitivamente, los músicos somos gente rara. Nos sentimos mejor en el escenario que en la vida. Suena de lujo. Me quedo embobao viendo como Miguel, o Juan, según se mire, se regala con su Danelectro y su slide de PVC, joder, que envidia. Me engancho a “Aceras” y a ese riff que me llega al bajo vientre. La gente disfruta del concierto y yo más. Tú no lo viste, yo si. Me he quedado con ganas de más y espero que noches así se repitan, no lo espero, estoy seguro. Hoy yo también me siento un poco “desagradecido”.

1 comentario:

  1. No te cabrees tu hombre! ya verás como unos buenos caballitos de quitan todas las penas :D

    Besicos a los 2, muackss

    (Mariam)

    ResponderEliminar