lunes, 17 de septiembre de 2012

¡QUE VIENE EL COCO!

Hace unos días iba corriendo por Playa Honda, en Lanzarote, cuando oí a una abuela que hablaba a su nieto, de apenas dos años, el cual la ignoraba pues quería seguir jugando. En un momento dado la señora le dijo al niño: “Pues si no vienes te dejo aquí solo y vendrá el coco y te llevara…”. Hacía mucho tiempo que no oía esa expresión. Hay cosas que no cambian.

Ya desde pequeños nos enseñan a vivir con miedo, nos enseñan a temer, a depender, a buscar protección, seguridad, certidumbre. Irremediablemente, esa enseñanza se graba a fuego en nuestro subconsciente para el resto de nuestra vida. Nos pasamos la vida temiendo que llegue el coco y nos lleve si no hacemos “lo correcto”, buscando seguridad, temiendo los cambios, sin asumir que la vida es un cambio en sí misma, una constante incertidumbre, un enigma indescifrable que siempre juega con ventaja y que no deja de decirnos, a gritos, que la tentemos, que la provoquemos, que no podemos controlarla, domarla, marcar su ritmo, pero somos nosotros quienes elegimos cómo vivirla, y hacerlo desde el miedo es la manera menos recomendable. El miedo nos paraliza, nos impide luchar, ilusionarnos, soñar, creer, en definitiva, coarta lo que somos y mata "un mucho" de nuestra esencia, esa que poseíamos cuando éramos niños.


Nos pasamos los días esperando que venga el coco y eso nos hace abrazarnos a falsas seguridades, pero todos vivimos a merced del cambio, de la revolución, de un nuevo comienzo. Cuando menos lo esperas ya nada es como era antes y vuelves a empezar de cero, todo se ha transformado. Ese coco que nos acechaba de pequeños muta al cabo de los años, cambia su aspecto, pero permanece en esencia, y se nos aparece en forma de paro, crisis, soledad, cambio, incertidumbre, hipotecas… vidas que compramos y no podemos asumir, y es ese coco el que nos lleva a tomar decisiones condicionadas por el miedo, erradas, por tanto, en esencia, pues no están tomadas desde la libertad de elección, decisiones que condicionan nuestra vida en busca de esa falsa seguridad, ese falso control que nunca consigue mitigar nuestro temor, pues en el fondo sabemos que no podemos controlar esa yegua indomable llamada vida, esa vida que, al igual que la suerte, sonríe a los valientes, a los que viven por encima de la necesidad de sentirlo todo bajo control. Desde luego no es una opción fácil, son muchos años de condicionamiento y muchos los mensajes que a diario nos transmite el sistema para mantenernos temerosos, pero ser conscientes de ello siempre es un buen principio.

Podemos minimizar los riesgos buscando la mayor rutina posible, engañar a nuestra mente creyendo que vivimos más seguros dentro de la zona de confort en la que la mayoría habitamos, pero así estamos renunciando a la sal de la vida, esa que habita en los terrenos de la sorpresa, el no saber, el seguir aprendiendo… nosotros elegimos y, como siempre digo, elijamos lo que elijamos haremos lo correcto siempre que lo hagamos desde la libertad, es decir, alejados, lo más posible, de la cárcel del miedo que suele acarrear queja y resentimiento con nosotros mismos y los que nos rodean por no ser capaces de tomar otros caminos.

Preguntarnos si muchas de nuestras decisiones las tomamos desde la libertad o el miedo es un ejercicio interesante que todos deberíamos hacer y, sobretodo, sincerarnos en la respuesta.

Joel Reyes

4 comentarios:

  1. Nuestro mayor temor es a vivir.

    El miedo a vivir, a Escribir nuestra propia historia y ser los protagonistas de la misma, nos genera angustia, nos inmoviliza. Es más sencillo acomodarnos a lo que una sociedad espera de Nosotros.. Así luego el enfrentarnos con nuestra propia realidad y ver que no hemos sidos leales a Nuestros sueños .. genera frustración, tristeza y miedo, y esa sensación de que no hemos cumplido con la Misión que nos fue encomendada.


    Se puede vivir en la seguridad y la comodidad que genera lo cotidiano del dìa a dìa, adaptarnos a una realidad que apesar de que no es propia ,da una falsa imagen de estabilidad. O vencer el miedo que genera la inseguridad , la incertidumbre a lo desconocido , y arriesgarnos a descubrirnos a vivir Siendo Nosotros mismos , tener claro el norte conociendo Nuestros sueños y anhelos, y emprender la tarea apoteosica de cumplirlos ..Arriesgarnos a vivir lo que la vida nos tiene deparado...ARMARNOS DE VALOR , CON UN ANHELO FINAL NUESTRA FELICIDAD.

    Nos cohíbe la incertidumbre de lo desconocido, nos aferramos a lo conocido como islas de salvación por temor al sufrimiento.

    Se nos olvida que la vida es tan corta y nada segura, que el picante de la misma esta en vencer nuestros propios miedos y temores..Vivir no es mas que un búsqueda constante de nuestros anhelos,un conocernos y saber que somos capaces de arriesgarnos a probar cosas nuevas,y vencer el miedo al sufrimiento ,teniendo claro que lo peor que nos puede pasar es aprender de la experiencia...Y lo mejor es ser felices con Nosotros mismos.


    Se nos olvida que nuestro tiempo es corto, que somos aves de paso...el probar cosas nuevas , el ser leales a nuestros sueños, no es más que una búsqueda de nuestra propia identidad , del objetivo final de nuestra vida LA FELICIDAD..

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  2. Impresionantes palabras, Alexandra, verdades como puños. Creo que se puede decir más alto pero no más claro. Gracias. Todo lo que trataba de decir está en tu comentario. Un beso. J

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    1. Gracias a Ti Joel, Tus canciones y la forma en que las interpretas son una manifestación de Un espíritu libre.. indomable ,una inspiración para nuestra humanidad, un ejemplo para nuestra juventud , haz aprendido a manifestar tu rebeldía y afrontar la vida , con el arte...la música y tus palabras.
      Muestra de un Espiritù libre y superior,que ha aprendido a vivir, venciendo miedos y siendo feliz con lo que hace..Eso es de admirar.
      Ojala algún día le des este ejemplo a nuestro niños y jóvenes de Colombia, que aprendan a Manifestar su rebeldía ante una realidad social no con violencia y armas, si no con expresión tan pura y libre como la Música.Petons desde Colombia.

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  3. Me ha encantado esta entrada.
    De hecho, hace unos meses me tropecé en una revista con esa misma pregunta, "Si no tuvieras miedo, ¿qué harías?", y conforme la leí, empecé a temblar, porque me di cuenta de la cantidad de cosas que, por una cosa u otra, al final no las hacemos, siempre relegando al miedo, ya sea miedo al qué dirán, miedo a equivocarnos, miedo a que se nos castigue, o, peor aún, miedo a comprobar hasta dónde podríamos llegar, si hemos cambiado y no somos como antes...
    No sé; quizás el coco seamos nosotros mismos, con nuestros miedos... el miedo a la libertad, como escribía Erich Fromm.
    En serio, ¡genial la entrada!
    Un saludo desde Granada :)

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