lunes, 11 de febrero de 2013

PEQUEÑAS REVOLUCIONES

Me quema en los labios. Me queman tantas cosas en los labios. Dicen que un hombre vale más por lo que calla que por lo que cuenta (que se lo pregunten a nuestros políticos), aunque también hay demasiada gente que habla sin decir nada.

Tengo ganas de hablar del disco, de ese pequeño mundo que hemos creado y que nos quema en las manos, de desvelar cosas de él, de nuestras sensaciones. Ya son dos meses de duro trabajo, dos meses en los que tanto Ramonet, como Miguel y yo (sin olvidarnos de Alex y Carlos), nos hemos vaciado en estas canciones. Como solemos decir, no sabemos más, todo lo que somos en este momento está ahí. Un disco, un simple disco. 45 minutos de música, “tan solo” música. Cómo explicar lo que ese disco significa para nosotros. Supongo que cada cual tendrá su propia opinión e interpretación, puedo hablar por mí.

Para mí, un disco es una catarsis, un tratamiento, una terapia, un streaptease emocional. Nadie puede escucharlo como nosotros, sentirlo como nosotros, pero cada cual puede hacerlo suyo, hacer su propia interpretación de ese resumen de nuestros días y nuestras inquietudes. Dicen que escribir lo que pensamos y sentimos nos ayuda a entenderlo, a aceptarlo y comprenderlo mejor y eso es lo que intento en cada nuevo trabajo, conocerme algo más.

Son tiempos extraños, inciertos, cambiantes, tiempos en los que el individuo debe alzar la voz, darse valor, comprometerse, sobre todo para consigo mismo. Es demasiado tiempo ya escuchando y diciendo eso de “¿qué puedo hacer yo para cambiar nada?”. Como decía Ghandi: “Si quieres ver un cambio en el mundo, empieza por ti”. Creo que ese es el secreto, esa pequeña revolución interior, ser fieles a nuestros principios y nuestras creencias y ser conscientes de la realidad que nos rodea nos hace más fuertes, menos vulnerables, ese es el principio de un cambio, al menos, individual.

De eso va este disco. Del individuo, de la acción, del movimiento, de lo que somos, pero sobretodo de lo que podemos ser si nos sinceramos con nosotros mismos y dejamos de ponernos excusas. Como escribió Lao-Tsé, “el viaje más largo empieza con un solo paso”.

Seguimos.

Joel Reyes

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