viernes, 4 de diciembre de 2009

Día "M". LE MOULIN ROSE (Madrid)

El día 6 de octubre fue el día “M”. El día en que, después de más de tres años y medio de esfuerzos, sudores, lágrimas, desesperación, cansancio, ilusión, abatimiento, enfados, enfrentamientos, favores, amigos, enemigos, subidas y bajadas, el disco de Malacabeza se presentaba en sociedad para los más cercanos; mis amigos. El lugar elegido fue LE MOULIN ROSE, un lugar muy MALACABEZA. No estuvieron todos los que son, pero casi. Eché de menos a mi amigo Alex que debía estar deambulando por algún monte de Nepal, tomándote un té en cualquier casa reconvertida en hogar o aprendiendo alguna nueva receta que llevarse a las neuronas. Faltaba más gente, por supuesto, pero el tiempo, la distancia y la vida no siempre nos permite tenerlo todo, más bien al contrario, pero fue una gran noche. Los que me conocen saben que no soy de lágrima fácil, pero esa noche me dejaron en pelotas en dos ocasiones. La primera fue cuando mi otro gran amigo/hermano Benjamín subió al escenario para hacer de maestro de ceremonias y decir unas palabras antes de que subiéramos Ramonet y yo a desgranar, en acústico, los temas del disco. Lo que empezó siendo una amplia sonrisa en mi rostro se fue tornando en nudo en la garganta para acabar explotando en forma de lágrimas. Reconozco que me costó atacar la primera canción ya que no conseguía deshacer el nudo que se había hecho fuerte en mi garganta. Tras eso, Ramonet y yo repasamos, de la primera a la última, los temas del disco, en el mismo orden, con cara de tontos y una extraña expresión de felicidad. El Moulin estaba a tope. La gente se entregó o nosotros ya estábamos entregados de antemano. Me quedo con dos momentos: "Pese a quién pese", que compartimos con Chuso, nuestro "hermanico" de Expreso 83, compañero de andanzas y fatigas, y "Si supieras" que me puso los pelos de punta, y me da que no fui el único, gracias a la voz de Sara Rodriguez. Hemos cantado ese tema muchas veces, pero creo que ese día tocamos el cielo, fue, en dos palabras, im-presionante. Tras eso, las segundas lágrimas de la noche. Mis amigos, o por ser más justo, la gente que me quiere, me prepararon un video con diversos montajes y fotos en el que se hacía una especie de “interpretación libre” de mi paso por el caprichoso mundo de los sueños… algún día prometo colgarlo en algún lugar… algún día, de nuevo no pude evitar las lágrimas. Soy un tipo con suerte, no creo ser merecedor de los amigos que tengo, aunque me gustaría pensar que si. Después, muchos discos vendidos, muchas firmas, muchas fotos, muchas cervezas, muchos besos, muchas felicitaciones y esa expresión de tonta felicidad que no se me borró en toda la noche. El día “M”, al fin, había llegado. Joel Reyes

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