domingo, 30 de enero de 2011

LA MALA COSTUMBRE

Este que acaba de terminar, ha sido un fin de semana cargado de música en directo, de amigos, risas y buena gente, de esos que te hacen sentir orgulloso de tu oficio y de la gente de la que tenemos la suerte de rodearnos. Todas esas cosas me llevan a intentar encontrar respuesta a preguntas que, tal vez, no la tengan. El jueves pudimos disfrutar de un concierto del gran Cesar Pop. Tan íntimo como intenso, tan elegante como emocional. Cuando escuchas según que canciones te das cuenta de porqué te dedicas a esto. Siempre andamos tras la canción, tras ESA canción, la que tal vez nunca encontremos, la que, de vez en cuando, aparece. Siempre intentaremos ir más allá. Es cuando escuchas esas canciones que te arrancan un “¡que cabrón!” como “Paredes desnudas” o “El alambre” (creo), que a uno le invade una envidia sana y suelta por lo bajini eso de “¿porqué no se me habrá ocurrido a mi?”. Luego tocó breve conversación sobre el proceso creativo, esa extraña asociación con las musas carente de normas, de orden, caprichosa, imprevisible, a la que llamamos inspiración. Sin duda, existe, nadie la ha visto jamás, aunque, de vez en cuando, la hemos sentido. El viernes tocaba doblete en Guadalajara: por un lado nos reencontrábamos con Juan Zarppa (Miguel pa nosotros) que esta vez acompañaba a El Sobrino del Diablo (no perdáis de vista a este elemento) en un concierto junto a Engendro en la Sala Óxido. Nos reímos un rato con las ocurrencias del “Sobrino” y volvimos a asistir a un ejercicio de pasión por esto de la música, independientemente de afluencias, de aplausos. Somos ese momento en el escenario, ese ratito en el que cantamos y contamos unas cuantas historias. No cambiaremos el mundo (bueno, Bono si), pero es lo que somos. Dani, el alma de la sala, nos dio, antes de todo eso, un alegrón mayúsculo en forma de gran noticia que aún tendrá que esperar un poquito para ser contada. Después tocaba trasladarse al Chernobil para ver el debut de la superbanda que nuestro Chuso se ha sacado de la manga. Ojo al dato: Sergio “Babylon” a la batería, nuestro hermanico franco-aragonés Gabi Fernandez a la guitarra, Ramonet al bajo y Chuso al mando de la nave. Pasamos un buen rato con el debut de la Chernobil Band con clásicos del rock y del pop, con momentazos de esos de… “¡temazo!”. Un buen estreno que tendrá continuidad el próximo 18 de Febrero. Estad atentos. Todos tenemos claro que si vamos a un restaurante, a tomar unas cañas, a comprar cualquier cosa, debemos pagar por ello. Los campos de fútbol se llenan cada 15 días para ver a los mismos 11 tíos jugando, en el mejor de los casos (dejando fuera al Barça), a algo parecido al fútbol. 5000 personas vieron ayer al Nàstic de Tarragona empatar, otra vez, a 0. Hubo gente que ayer pagó más de 300 euros por ver el Hércules-Barça. Hasta ahí todo bien. ¿Qué o quién nos ha hecho creer que los músicos (hablo de los obreros de la música, no de Alejandros Sanzs, Shakiras o Gagás) nos alimentamos del aire?, ¿Cómo puede ser que alguien no entre a un concierto en el que va a ver a un par de bandas dejarse los huevos durante 3 horas porque le piden ¡5 EUROS!!!? Creo que hemos asimilado la mala costumbre de creer que la música debe ser gratis, que bastante tenemos con lo bien que lo pasamos en el escenario para que encima nos paguen. El día que nos demos cuenta de que esto es un oficio como cualquier otro, que a nosotros TODO nos cuesta dinero (instrumentos, estudios, viajes, locales de ensayo, etc.), que hay gente que LUCHA por vivir de lo que le gusta, y de que, en mayor o menor medida, la música forma parte de nuestra vida y sin ella y sin locos como todos los que he mencionado aquí, la vida sería un mucho más aburrida, tal vez, solo tal vez, algo cambie. Imagínate un mundo sin músicos locos, en el que solo existieran los artistas “mass-media”, en el que todo viniera dado por lo que los medios de comunicación dictaran, bueno, como ahora, pero sin todo el movimiento soterrado de grupos que se dejan la vida y el dinero por llevar su música y su ilusión a cualquiera que los quiera escuchar, yo no quiero un mundo así. Reivindico la música como oficio, PERO TAMBIÉN reivindico el respeto de los que nos dedicamos a esto por ella. Es esa sensación de que “cualquiera” puede hacerlo, esa sensación de “vale todo” la que está convirtiendo esta profesión en un circo lleno de intrusos, violadores, agresores, que restan valor a los que intentamos hacer nuestro trabajo con la mayor dignidad que sabemos. Ale, ya me he quedado a gusto. Gracias por aguantar mis delirios. Joel Reyes.

6 comentarios:

  1. Mu bien dicho, si señó !!!

    Koia.

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  2. Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas." M.B. (yola)

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  3. Entonces no merecería la pena vivir.

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  4. Lo dices por mi comentario? Es todo lo contrario!! Por eso merece la pena vivir!! Siempre desde el positivismo, la alegria y la felicidad. Avanzamos y evolucionamos y nos esforzamos gracias a eso, y te aseguro que sale lo mejor de nosotros ;) Ademas las respuestas no existen, existen causas y efectos... (yola)

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  5. Si señor. Ahí le has dao...

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  6. Si se rompe, que se rompa. A tope!!!

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