sábado, 22 de enero de 2011

No quiero dejar pasar más tiempo antes de escribir acerca de las sensaciones que me invadieron en un día tan especial como fue el pasado miércoles, 19 de enero. No pretendo ser objetivo. Sólo quiero dejar constancia de lo que mis retinas vieron y mi corazón sintió. Siempre digo que días como el que vivimos el pasado miércoles, se disfrutan y se sufren mucho más antes de que lleguen, ya que luego llegan y cuando te das cuenta, han pasado sin casi enterarte. Esa es la sensación que me queda. Como escribió nuestro amigo Adolfo en Facebook, yo también tuve la sensación de estar como flotando en un sueño, una sensación de irrealidad, de que todo aquello no era del todo real. Pero si, si lo fue. Uno se imagina muchas veces como será, si todo saldrá bien, si vendrá gente, si lo haremos bien, si habrá muchos nervios. Creo que ni en mi más visión más optimista, hubiera alcanzado a imaginar una noche tan perfecta como la vivida. Sin duda, lo mejor de la noche fuisteis vosotros. Puede sonar reiterativo o a cierto peloteo, pero juro que es así como lo siento. No sabéis la sensación de salir al escenario y encontrarme con una “Wurli” a tope. Llena de caras conocidas y un brillo indescriptible en los ojos de los que allí se congregaron. Nuestra energía fue la suma de todas las vuestras, de vuestras ganas de que todo saliera bien y así, nuestro trabajo fue mucho más sencillo. Quiero dar las gracias a toda la gente de la “Wurli”, empezando por Álvaro, Helena y Benito y acabando por Muriel, que nos trató de lujo en todo momento, el gran Aitor y el resto de personal de barra. Da gusto tener un lugar en el que sentirse como en casa, otra baza a favor. También quiero reivindicar la figura de Ramón el técnico de sonido, que realizó, una vez más, un trabajo excepcional, haciéndonos sonar de lujo y haciendo que todo fuera fácil y eficaz por su paciencia y su buen hacer. Y voy a lo importante; el concierto. Como digo, se me pasó sin darme cuenta, tenía tantos pensamientos recorriendo mi cabeza y tal nivel de felicidad que a duras penas conseguía mantener la concentración en tantas variables. Somos tipos con suerte, con mucha suerte, a lo largo del tiempo hemos tenido la fortuna de compartir escenario con grandes músicos que nos han regalado su talento y su tiempo, que han creído en nosotros, y, una vez más, tuvimos un lujo de banda en el escenario: Nos han llevado en volandas en la grabación del disco y lo mismo hicieron el miércoles en las tablas de la “Wurli”. Quique Germán. Son mucho años caminando juntos, con intérvalos, pero siempre ahí, siempre al pie del cañón cuando se le ha necesitado, y que siga así, bro. Dani K-t-na, un cabrón encantador. El más joven del grupo. Talento, picardía y sangre a partes iguales. Sólo hay que verle tocar, creo que él lo explica todo. Miguel Zanón. Creo que los que habéis seguido nuestro blog ya estáis más que familiarizados con él y habéis podido entender todo lo que ha aportado a esta grabación. Se ha involucrado a muerte y cuando sentíamos que el caos se apoderaba de la producción, ha tomado la sartén por el mango y nos ha hecho ver que no pasaba nada, que todo estaba bajo control, y que solo hay un secreto: currar. Todos pudisteis verlos, creo que es su mejor carta de presentación: Un lujo, un seguro de vida, una gozada. Lo dicho: Cuando Dani atacó el inicio de “Todo va a salir bien” sentí un subidón de adrenalina brutal. Había llegado el momento, ya nada nos podía parar. Me dejé el alma en cada palabra, en cada nota, pero fue sencillo. Cuando ya en el primer estribillo nuestra gente cantó eso de: TODO VA A SALIR BIEN, sabíamos que la suerte estaba echada. Los temas sonaban contundentes y la sensación en el escenario era buena. El resto se me pasó en un suspiro. Fueron cayendo: “Flor de bar”, “Real”, “Hasta el infinito y más allá”, Ramonet se marcó un “Vertedero amor” lleno de energía. Llegó el momento de “Vida” y me sorprendió la reacción del público ante un tema que era la primera vez que escuchaban. Es una de las letras de las que más satisfecho me siento de todo el disco: Sintética y directa. Luego casi me derrito con “Extraña forma de querer”, cantar ese tema es, simplemente, un regalo. “Todo me recuerda a ti” y su nuevo traje convencieron y sonó muy enérgica. Y sin darnos cuenta ya estábamos en el último tema: “Pirómanos”. Anuncio que será el título de nuestro segundo trabajo. Era el día. Dejamos el escenario sabiendo que vamos a regresar. Después vendrían “Adiós, sueño”, “Pese a quién pese” en la que nos acompañó, como no, Chuso, para terminar con “Resistiré” y un último conjuro en el que todos nos dejamos la garganta y el alma al grito de: TODO VA A SALIR BIEN. Con gente como vosotros, no puede ser de otra manera. Sólo puedo decir: GRACIAS, SIEMPRE, POR HACERNOS SENTIR TAN ESPECIALES, POR HACERNOS SENTIR QUE LOS SUEÑOS SON CONTAGIOSOS Y QUE VALE LA PENA SOÑAR. Hasta muy pronto. Se os quiere, Malacabezas!!! Joel Reyes.

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