jueves, 9 de agosto de 2012

CHAVELA VIVE

Chavela ha muerto. Ha muerto físicamente, su cuerpo se ha ido, porque tengo claro que personas como Chavela no mueren nunca.

Dicen que nadie muere del todo mientras alguien te recuerda y siempre he creído que eso es así. Muchas veces me ha ocurrido estar hablando de alguien recordando cualquier situación y tras un rato he caído en la cuenta de que esa persona ya no estaba en el mundo de los vivos, a veces parece simplemente que hace mucho que no la ves, como cuando alguien desaparece de tu vida pero sabes que está ahí, en algún lugar, en el fondo, así es. Mientras te recuerdan, vives.

Chavela vive y vivirá en sus canciones, en su forma de cantarlas, de contarlas, de vivirlas, en su manera de abrir el corazón para que se lo rompieran una y otra vez y así poder seguir cantando de ESA MANERA, a su manera, con el mundo por montera, como sólo los grandes lo hacen, con el corazón, con las entrañas, con (como bien dice María Jiménez) el coño, desde la víscera, el instinto, la vida.

Hace poco, a propósito de mis “curiosos” métodos para cuidar la voz con una copa helada de vino blanco en la mano, una cantante de conservatorio y método vino a decirme que yo no era cantante, por mi falta de método y técnica. Me resulta curioso.

Siempre he admirado a cantantes “técnicos” capaces de hacer malabarismos con las cuerdas vocales, muchos de ellos tocados por una varita mágica que trasciende la técnica y está más cerca de un talento natural e innato que de un aprendizaje (léase Chris Cornell, Elvis, Sebastian Bach, Robert Plant, Freddy Mercury, Michael Jackson, Stevie Wonder… la lista sería interminable), pero casi siempre han sido otro tipo de voces las que me han removido por dentro, inspirado y empujado a crear: Tom Waits, Sabina, Antonio Vega, Leonard Cohen, Chavela Vargas, Bob Dylan, Mick Jagger, John Lennon… no habrían pasado un examen en ninguna academia de canto, pero elimínalos de la historia de la música y esta se quedará coja por no decir huérfana. Seguramente ninguno de ellos alcanzaría la categoría de cantante para nuestra “ilustrada” amiga, ni falta que les hace, es posible que la mayoría de ellos ni se consideren como tales, pero todos tienen ese talento, ese carisma, ese “noseque-queseyo” por el que nosotros venderíamos el alma al diablo por, tan solo, rozarlo con la punta de los dedos.

La música es un canal de expresión y comunicación y esos nombres lo han utilizado como nadie para arañarnos el corazón, el alma y el espíritu (que igual viene a ser lo mismo) y de eso se trata esto, al menos para mi, de transmitir, de provocar emociones.

Una palabra de Chavela basta para que se detenga el mundo y no la cambio por mil gorgoritos del Bustamante de turno. Puede que sea el mismo deporte, pero son ligas diferentes, en una habla la fría técnica, en la mayoría de ocasiones vacía de emoción (aunque no siempre), en la otra es la entraña la que manda, la sinceridad de quién canta desde dentro, cómo quien llora o ríe, dejándose llevar.
Todo es susceptible de opiniones, esta sólo es la mía, pero es la que me vale, con la que yo me quedo.

Chavela nunca dejará de cantarnos o contarnos, que más da, que, aunque a veces la vida duele, es maravilloso estar vivo para vivirla. Chavela vive.

Joel Reyes

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