jueves, 16 de agosto de 2012

DESPEDIDOS

El señor X acudió confiado a su entrevista de trabajo. No era un tipo especialmente capaz, ni carismático, ni seguro de si mismo, pero desde niño le habían inculcado que el mostrar confianza y saberse vender era la clave de todo y rebosaba seguridad aunque la procesión fuera por dentro.

La entrevista era para el puesto de gestor de una gran empresa. El director de dicha empresa se vió seducido desde el primer momento por la palabrería y las promesas de señor X, a pesar de su escasa experiencia como gestor de una empresa de tan alto nivel.

Durante la entrevista el señor X prometió a su interlocutor un aumento inmediato en los beneficios, así como una rápida y significativa mejora en todos los aspectos de su empresa, con respecto a la gestión de su antecesor, recientemente cesado.
El señor X resultó creíble y convincente y el director no pudo por menos que sucumbir a sus encantos y darle el trabajo. Un trabajo espectacularmente remunerado, por cierto.

Pasaron los meses y, ya con el señor X en su cargo, nada parecía haber mejorado, al contrario, todo iba de mal en peor, la situación se hacía insostenible y la empresa se iba, irremediablemente, a pique.

El director general llamó a su despacho al señor X. Enojado y de no muy buenas maneras recriminó al señor X el haber faltado a su palabra al prometerle ser el hombre capaz de reflotar su empresa, así como su falta de ética profesional al no haber renunciado a su puesto tras comprobar la ineficacia de su gestión. Tras el sermón, el señor X fue fulminantemente cesado de su cargo.

Supongo que a todo el mundo le resulta lógica y creíble una historia como esta… entonces… ¿por qué coño nuestros dirigente no son, del mismo modo, inmediatamente fulminados de su puesto de trabajo al faltar a todas y cada una de las promesas que les llevaron a conseguir su cargo?

¿Quién conservaría un puesto de trabajo durante ¡4 años! si desde el minuto uno no cumpliera con sus funciones?

¿Quién conservaría su puesto de trabajo y seguiría cobrando su sueldo si fuera acusado de haber robado o aprovechado su posición para su enriquecimiento personal?

Tal historia de ciencia ficción tiene unos protagonistas muy terrenales, la vergonzosa clase política que nos gobierna, que nos ignora, que nos utiliza, que nos engaña, que prevarica, que utiliza la política para enriquecerse y hacer negocios oscuros, que nos hace creer, en definitiva, que pintamos algo en esto, que nosotros decidimos y luego ellos, si eso, ya ven que hacen, los que deciden nuestro presente y condicionan nuestro futuro, en una empresa de la que, no lo olvidemos, todos somos accionistas.
Han llegado demasiado lejos, ya se han reído suficiente desde sus atalayas, se han creído intocables y sólo en nuestra mano está el frenarles, desgraciadamente parece que los métodos tradicionales parecen haber quedado obsoletos a la vista de cómo nos ignoran. Si estas reglas no funcionan habrá que buscar otras.

Tal vez sea el momento de tirar de historia, echar un ojo a lo que pasó en Francia allá por 1789 cuando el pueblo se cansó de que les tomaran el pelo cambiando las reglas del juego y sacar conclusiones.

Revolución.

Joel Reyes

3 comentarios:

  1. Cuán cierto!!! Qué buena reflexión y comparación!!! Un besazo! Eli :-)

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  2. Toda la razón niño, pienso lo mismo cada día pero parece que manifestarnos no está siendo suficiente, la palabra "indignado" ha quedado muy por debajo de lo que sentimos, rabia, impotencia...ojalá cambiemos las reglas...ojalá...

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  3. No es de extrañar que es el mismo en todo el mundo!

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